Valores esgrimidos como una segunda piel, más valiosa la no vista, que la que pudiera verse. La entrega total por amor a la patria, a tu cultura, en conclusión a tu forma de vida, regalando tu aliento en pos de su defensa, de manera alegre y valerosa, con orgullo, como si de presente se tratase el entregar tu vida por ello y una deshonra el llevar una vida acomodada e improductiva, cobarde en extremo el no darse en la batalla y se llegaba a buscar la misma muerte. Muy semejante a la conciencia que asistía al pueblo espartano, muy distantes en tiempo y geográficamente, pero con el igual espíritu del pueblo que es, y se sabe guerrero.
El sibilante ardor de la batalla, que se les escapaba por entre los dientes, mientras cruzaban, batían y rompían el arma contraria, ese espíritu de los grandes guerreros orientales, se desliza por estas líneas, síguelo, búscalo y si lo encuentras, aprehende de él, enriquece tu Ser y Él te será en esta vida y en cualquiera de las que vengan.

"Ya he vivido suficiente
por la gracia de los dioses.
Al fin, hoy planto el pie
en el Puente Flotante de los Cielos."
Poema para antes de un Sepukku
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